domingo, 3 de julio de 2011

JIM MORRISON (EL REY LAGARTO) 40 años de su muerte.




“Tan solo estaba explorando los límites de la realidad. Tenía curiosidad por ver qué pasaría. Eso era todo: simple curiosidad” Jim Morrison

Hace 40 años el 3 de julio de 1971, se dio a conocer la noticia de que el Rey Lagarto (The Lizard King), la leyenda del Rock, que con su mítica voz marco una generación, había muerto, debido a una sobredosis de heroína, a la edad de 27 años, -la misteriosa edad de la muerte de otros grandes del Rock-. Ingirió esta sustancia en el club parisino Rock and Roll Circus, Paris, Francia, encontrando su cuerpo en la bañera de su casa; Jim Morrison murió entregado a los excesos.

Era conocido su gusto a la diversión totalmente desmedida, su vida eran los excesos, siempre conflictivo y fuera de los formalismos sociales, un crítico de su tiempo y totalmente opuesto al sistema, infinidad de veces fue arrestado -desde los 19 años-, por disturbios en vía pública y embriaguez.

Era un hombre con una percepción fuera de lo normal, su curiosidad lo orillo a experimentar todo, a conocer en carne propia su limite, a probar lo que otros nunca han probado o probaran, ingirió cualquier sustancia a su alcance, para conocer las sensaciones que cada una de ellas le provocaba, sin embargo el alcohol era su favorito, siempre estaba en estado de embriaguez, en una borrachera eterna, que abrió su mente a lo desconocido y lo orilló a su penosa muerte.

James Douglas Morrison Clarke nació el 8 de diciembre de 1943 en Melbourne, Florida, hijo de un integrante de la Marina de alto rango, con una formación estricta, lo que influyo fuertemente en su personalidad, practicaba la lectura asiduamente, y su coeficiente intelectual era elevado, al grado de considerarlo un genio; durante su niñez viajo a Nuevo México, en donde conoció los rituales chamanes: decía que había sufrido una transición de cuerpos, un indio chaman había tomado el suyo, ese tema le interesaría hasta el final de sus días. Siempre mantuvo su búsqueda y curiosidad por temas misteriosos e inexplicables, profundizo en esos rituales, se sabe que se formo como chaman y en sus conciertos veía bailar un chaman a lado suyo. Se hizo conocer como el "Rey Lagarto", en la canción "Not Touch the Earth", en una de las estrofas se escucha, "I am the Lizard King, I can do Anything" (Yo soy el Rey Lagarto, lo puedo todo), se rumora que sus canciones eran producto de alucinaciones por peyote y LCD.

En los 70´s era un icono musical, los escenarios en los que se presentaba eran desbordados por un mar de seguidores enceguecidos, discípulos en una especie de rito que lo convertía en su mesías; su temperamento era electrizante, con una mirada analítica, profundamente misteriosa, ¿que era lo que transmitía le leyenda?, nadie lo sabe describir, pero su personalidad era magnética, arrolladora y perturbadora.

Su más desarrollado don era escribir poesía, en la que se expreso respecto a diversos temas, escribía mucho, influenciado por los escritores Friedrich Nietzche, Rimbaud, Jack Kerouac, Allen Ginsberg, (los escritores malditos). A veces no es del todo clara, pero la poesía es así, cada uno la interpreta de la manera que considera; como era un escritor constante, se dio a la tarea de publicar libros, los cuatro conocidos son: The Lords (Los Señores) y The New Creatures (Las Nuevas Criaturas), así como el opúsculo An American Prayer (Una oración americana) y Ode to L.A. (Oda a Los Ángeles), él mismo decía que era más poeta que estrella de rock o cantante.

Jim Morrison a pesar de lo que se pueda pensar, era una persona tímida, durante algunas de sus primeras presentaciones le daba la espalda al público, pues no era posible que los viera directamente, padecía pánico escénico, por lo que se drogaba fuertemente para soportar la experiencia, se transformó sufriendo una metamorfosis radical, hasta volverse aquel personaje que se masturbaba en el escenario frente a sus admiradores, -lo que le valió uno más de sus famosos arrestos-; era un maestro en el manejo del escenario, lo inundaba con su voz, sus bailes y su siempre famosa espontaneidad, improvisaba y sus brillantes músicos estaban acostumbrados a esos cambios, sin saber que seguía o que pasaría después con Jim.

La banda californiana “The Doors”, era insuperable, sus canciones llegaban al número uno en las listas de popularidad, eran cuidadosos con la orquestación de las melodías, que llegaban a lo extraordinario con la voz de Morrison, la mística de sus canciones es indescifrable, atraen e hipnotizan los sentidos inspirados por la obscuridad. Con la fama llegó el dinero y con este más exceso para Jim, que nunca dijo no a nada, su filosofía era entregarse a lo inexplorado.

Su cuerpo descansa en el cementerio parisino de Père-Lachaise, en donde año con año se congregan un gran número de sus fervientes seguidores a rendir tributo al “Rey Lagarto”, su muerte al igual que la de otras estrellas del rock, se encuentra rodeada de múltiples incongruencias y misterios, al grado de llegar a pensar que Jim Morrison no ha muerto; el tecladista de “The Doors”, Ray Manzarek llego a decir:

“Si existe un tipo capaz de escenificar su propia muerte –creando un certificado de muerte ridículo y pagando a un doctor francés– , poner un saco de ciento cincuenta libras dentro del ataúd y desaparecer a alguna parte de este planeta –África, quién sabe– ese tipo es Jim Morrison. Él sí sería capaz de llevar todo esto a buen puerto”.

Un personaje definitivamente controversial, su filosofía influyente marco a una generación, y ha atrapado a otros tantos, un fuera de tiempo. “The Doors” es una de mis bandas de rock favoritas, destacando que mis gustos musicales están atrapados en el pasado, es decir, algunas personas que me frecuentan, se preguntan por que siempre escucho el mismo disco de “The Doors”, pero es simplemente por que no me gusta del todo la música de nuestros días, con sus muy destacables excepciones claro, en fin las ideas formadas por la filosofía de Jim Morrison trascienden en el tiempo, hoy conmemoramos 40 años de su muerte, una muerte que nos hace saber que los actos hechos en la vida, pueden alcanzar los pensamientos de que no hemos muerto.



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