miércoles, 14 de agosto de 2013

LA HISTORIA DEL AJEDREZ.


"Debió haber existido un tiempo en el que los hombres eran semidioses, de otra manera no hubiesen podido inventar el Ajedrez"  Gustav Schenk

Sobre el misterio del tablero de ajedrez se podrían escribir infinidad de libros, tratando de explicar el motivo que genera esa atracción en las mentes, pero no lograrían de ninguna manera describir con palabras la fascinación que ocasiona en el jugador, al desarrollar una estrategia que orilla al rival a realizar una serie de movimientos –que ya han sido anticipados– con la finalidad de escuchar ese sutil y embriagador sonido que se pronuncia  al final del juego “Jaque Mate”.

Este juego simplemente cautiva –durante toda la vida– a los que gustan de pasar unas horas pensando el próximo movimiento y mirando las piezas que se deslizan sobre el campo de batalla. Son muchos los personajes históricos que jugaban continuamente, entre los que destacan Einstein, Napoleón Bonaparte, Adolfo Hitler, Vladimir Nabokov, entre otros.

Para lograr un juego mejor desarrollado, se debe estudiar constantemente y practicar sobre el tablero, logrando depurar la técnica, hasta llegar a jugar con una gran estrategia, no se debe dejar de lado que a pesar del estudio siempre está latente el factor personal, dándole ese toque mágico de improvisación e intuición, es decir algunas jugadas están en contra de cualquier sugerencia lógica, sin embargo permiten obtener la victoria de una forma imprevista. Ninguna partida de ajedrez es igual, a pesar de que se juegue con el mismo rival un millar de veces, el desarrollo de juego presenta múltiples variantes.

El juego de ajedrez se estudia principalmente en tres etapas, la apertura, el medio juego y el final,  es necesario conocer las principales aperturas para evitar un mal desempeño al iniciar una partida, aunque para considerar que se tiene un buen dominio del tablero, es crucial conocer todas las etapas, se puede perder la ventaja de una gran apertura en el juego medio o bien algunas de las más grandes partidas se han definido al final con los peones, por lo que es sumamente importantes dominarlas todas.

Con la finalidad de entender un poco mejor este juego y acercarnos al encanto de sus movimientos estratégicos, nos remontamos a su origen, el cual tiene diferentes hipótesis, sin embargo la mayoría coinciden en que su Origen Geográfico es India, ya que está basado en un juego llamado “Chaturanga”, que se jugaba antes del siglo VI, su nombre significa cuatro miembros, en relación a cada una de las fuerzas que correspondía a la composición de los ejércitos Indios que son: carros de combate, caballería, infantería y elefantes.

El intercambio comercial que era constante entre India y el Oriente, además de diversas campañas  militares, permitieron que el juego se expandiera por diversos países, entre los que se encuentra Irán, en donde se asentaba el antiguo pueblo persa, desarrollándose como un juego de la realeza, los tableros y las piezas eran labrados en piedras preciosas, despertando así más interés por estas finas joyas, practicándose posteriormente en toda Asia.

La introducción en la cultura árabe, comienza con la conquista de Irán por los musulmanes, en los cuales encuentra grandes exponentes. Los árabes toman especial interés en el juego por la reflexión profunda que era necesaria para entenderlo, son los primeros que elaboran escritos sobre el ajedrez con infinidad de volúmenes que hacen referencia al juego, de lo que se desprende que era sumamente popular, las mentes de los árabes estaban apresadas por el encanto de los problemas que presenta el ajedrez.

En uno de estos libros árabes es donde se narra una leyenda sobre el origen del ajedrez, señalando que fue inventado por Sissa ben Dahir un sabio que al ver a su melancólico soberano abatido por el aburrimiento, le muestra el tablero de ajedrez y le enseña la forma en la que se juega, el monarca al quedar maravillado promete al sabio recompensarlo con lo que le pida, a lo que el sabio modestamente le solicitó trigo, el soberano sorprendido le pregunto ¿Cuánto?, a lo que el sabio contestó, un grano de trigo por la primer casilla del tablero, que será duplicado en la segunda y en la tercera será duplicado el número anterior, así hasta completar todo el tablero, (que consta de 64 casillas), el soberano mandó cumplir la petición, no obstante se le indicó que era imposible entregar tal cantidad de trigo, ya que el número de granos era superior a lo que se pudiera recolectar de todos los graneros de la región…     

Posteriormente los árabes en los choques de culturas, distribuyeron entre los españoles e italianos el conocimiento y la fascinación por este dogma, que al tratarse de grandes comerciantes expandieron el producto y se popularizó en el resto de los países europeos, originando de esta forma el arraigo en Europa, produciéndose así el surgimiento de un gran número de jugadores en diversos países como Francia y Alemania.

Rusia la cuna de muchos de los legendarios campeones del ajedrez, se vio influenciada al igual que otros países por el intercambio comercial, los rusos tenían una gran actividad comercial con Bagdad, que posiblemente fue quien presentó esa mercancía. Hasta nuestros días los rusos lo consideran deporte nacional y son de los mejores exponentes en el mundo, por la innovación constante de su desarrollo de juego.  

Durante todo este tiempo el juego tuvo modificaciones sustanciales, estuvo afirmado principalmente en las reglas árabes, sin embargo fue evolucionando hasta llegar cómo lo conocemos, destacando los datos siguientes: la reina no siempre fue la más poderosa en el tablero, el movimiento de los alfiles que anteriormente era de una sola casilla se transforma en el de diagonales sin obstrucción, surge el enroque y el peón tiene un objetivo, llegar al otro lado del tablero para convertirse en otra pieza, lo que ocasiona la transformación en la forma como se jugaba, tomando en cuenta que se necesita más concentración y estrategia desde el primer movimiento.

A pesar de lo expresado, no se puede concluir cómo fue que a una mente se le ocurrió inventar tan maravilloso juego, mismo que ha trascendido durante siglos, que tiene adeptos en todo el mundo que le comprenden y otros tantos que no le comprenden. La genialidad de la mente maestra que lo concibió, se ve reflejada en el misterio que guardan sus piezas, es un hecho que la inteligencia, el razonamiento, la intuición y la improvisación son factores que se encuentran presentes cuando tenemos de frente un tablero, con las alineaciones listas para la batalla.

En la época moderna, el ajedrez se juega con 16 piezas por bando, 8 peones, 2 torres, 2 caballos, 2 alfiles, 1 dama y 1 rey, en un tablero con 64 scaques, los torneos se realizan con reglas y puntuación, las estrategias son variadas, desde los que forman un bloqueo y prefieren la defensa, hasta los que presentan un juego de constante ataque. El desarrollo de las partidas siempre está evolucionando, cada gran maestro le imprime un toque de genialidad a su juego y al tratar de imitarlo se crea un modo totalmente distinto. Existe mucho material de estudio y gran número de  personas que están esperando sentarse frente a un tablero con la simple pretensión de realizar un duelo contra otra mente.