lunes, 30 de agosto de 2021

LA LEYENDA DE LA LLORONA.

 

¡Aaaay mis hijos!, es un grito que resuena en el imaginario mexicano, provocando escalofríos y desatando un sin número de historias de terror. Basta que menciones a la llorona en una reunión y no faltara alguno de los presentes que aseguren que la han escuchado o peor aún que la han visto.

La leyenda de la llorona es muy antigua y sigue traspasando las barreras del tiempo, niños y adultos se sienten intrigados por una de las leyendas más terroríficas de nuestro país. No hay una sola versión de la leyenda, remontándose a diferentes orígenes, sin embargo, algunas de las más antiguas y que tienen mayor aceptación son las que remontan a la época colonial.

Dicen que cuentan los viejos que saben, que un conquistador español se enamoró de una mujer indígena, convirtiéndola en su amante, por lo que tuvieron dos hijos, una niña y un niño. La mujer estaba plenamente enamorada, pero cuando ella le pidió que la relación entre los dos fuera formalizada, el hombre se negó, porque no podía dañar el nombre de su familia que pertenecía a la alta sociedad y le informó que se casaría con otra mujer de sociedad. La mujer en un arranque de ira y celos, llevó a sus dos hijos a la orilla de un río y los asesinó, apuñalándolos en repetidas ocasiones, para después arrojar sus cuerpos al río. Una vez que pasó el ataque de ira, la mujer sintió un gran arrepentimiento y quiso rescatar los cuerpos de los niños del río, pero ya no los encontró, porque se los llevó la corriente. Por eso aún ahora se ve su alma en pena, recorriendo cerca de los ríos y lagunas, llamando a sus hijos muertos y buscando sus restos, para descasar en paz. Esta versión se relaciona con la historia de Hernán Cortés y la Malintzin.

La otra versión, es que antes de que llegaran a nuestras tierras los conquistadores españoles, en las calles del gran imperio de Tenochtitlan, el emperador Moctezuma, tuvo diferentes presagios funestos que le comunicaban la próxima llegada de los españoles. Uno de esos presagios, es que por las noches recorría las calles la diosa Cihuacóatl, gritando desconsolada, porque sabía el destino de sus amados hijos. El grito de Cihuacoatl, que rompía la imperante calma nocturna, era de la siguiente manera: “Muchas veces se oía: una mujer lloraba; iba gritando por la noche; andaba dando grandes gritos: –¡Hijitos míos, pues ya tenemos que irnos lejos! Y a veces decía: –Hijitos míos ¿a dónde os llevaré?”, según se desprende del libro Historia General de las Cosas de la Nueva España, escrito por Bernardino de Sahagún, en donde nos permite saber que la mujer serpiente, conocía la guerra que se avecinaba y que los mexicas serían atacados.

Son dos de las versiones que más eco tienen en la cultura popular de la Ciudad de México, en donde más se ha extendido el relato, ya que se le vincula a apariciones alrededor del antiguo lago de Texcoco, no obstante son muchos los estados vecinos en donde también ha tomado fuerza la leyenda.

La llorona es una mujer delgada, que parece que flota sobre el piso y con largo cabello negro, los que aseguran haberla visto, dicen que se nota en la oscuridad por una resplandor blanco que la rodea, lleva la mirada clavada en el suelo y por eso su cabello no permite ver los rasgos de su cara, tiene apariciones cerca de los ríos, lagos o lagunas, se mueve rápido y sin duda su rasgo más característico que no deja lugar a confusiones, es su desgarrador grito que hiela la sangre, ¡Aaaaaaaayyyyyyyy mis hijos!

¿Y tú has visto o escuchado a la llorona?