GUILLERMO HARO BARRAZA.
“El que venga después de mí irá
mucho más lejos, así como yo fui más lejos que mi antecesor.”
Se cumplen 30 años de la muerte
del distinguido astrónomo mexicano Guillermo Benito Haro Barraza, quien falleció el 27 de
abril de 1988, dejando un gran legado en la ciencia a nivel internacional, además
se le reconoce como el fundador de la astronomía moderna en México.
Nació el 21 de marzo de 1913 en
la Ciudad de México, creció durante la época de la Revolución Mexicana y estudió
filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sin embargo encontró
su verdadera pasión a los 28 años en la astronomía. Conoció al también celebre astrónomo
Luis Enrique Erro que lo invitó a trabajar como ayudante en el Observatorio Astrofísico
Nacional Tonantzintla, en donde sus metódicas observaciones le permitieron identificar
los gases expulsados por las estrellas recién nacidas y que esos gases formaban
las nebulosas al desprender polvo, hidrógeno y helio, mismas que se conocen
como objetos Herbig-Haro, a partir de su encuentro con las estrellas dedicó toda
su vida a su estudio, descubriendo estrellas, cometas, novas, supernovas y las galaxias
azules. Sus descubrimientos son destacados y ayudaron a descubrir el origen del
universo, así como a calcular su edad.
Las valiosas investigaciones que
realizó, lo condujeron a continuar preparándose en el Observatorio Astronómico
de la Universidad de Harvard en Estados Unidos durante dos años, desarrollando sus
conocimientos mediante las críticas y debates con los mejores astrónomos del
mundo. Al regresar a México tuvo la responsabilidad de dirigir dos de los
grandes observatorios del país, el Observatorio Astronómico Nacional (actualmente
Instituto de Astronomía de la UNAM) y el Observatorio Astrofísico Tonantzitlan
en Puebla.
También se le atribuye el descubrimiento
de las estrellas de destellos en la nebulosa de Orión, que son astros que se
iluminan súbitamente en tan solo algunos minutos, en tonalidad azul y roja. Convirtiéndose en referente de la ciencia astronómica a nivel mundial.
Su gran curiosidad, coraje y
dedicación lo llevaron a romper todas las barreras posibles, buscando competir
contra los mejores para explicarse porque estábamos tan atrasados. Puso el
nombre de México en alto y desarrolló la ciencia para posicionarla a nivel
internacional, a pesar de contar con los medios de un país en desarrollo que no
destinaba grandes recursos para la ciencia.
Siempre lucho por desarrollar el
conocimiento científico en nuestro país, impulsando la creación de diversas
instituciones científicas como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, así
como la creación de la Editorial Siglo XXI.
La fascinación que le provocaban las
estrellas —las cuales miraba todas las noches— originó que publicara más de 80 artículos
de investigación y divulgación de la astronomía, trabajos que hoy en día aún
son referencia para entender los misterios del cosmos.
Gano innumerables premios, entre
los que destacan la Medalla de oro Luis G. León de la Sociedad Astronómica de
México en 1953; la Medalla honorífica de la Academia de Ciencias de Armenia en 1962;
se le otorgó ser miembro del Consejo Directivo de la American Astronomical
Society de 1957 a 1960 y vicepresidente de 1960 a 1963; también fue miembro
asociado de la Royal Astronomical Society de Inglaterra en 1959; recibió el Premio
Nacional de Ciencias por el gobierno federal de México en 1963; y la Medalla
Lomonósov de la Academia de las ciencias de Rusia en 1986, esta última es el
equivalente al premio nobel de astronomía.
Guillermo Haro es un ejemplo para
los mexicanos, en una época difícil en nuestro país y en particular para la
ciencia, él logró destacar y librar cualquier obstáculo, su legado es sumamente
importante en la comunidad científica internacional, su vida es testimonio del
trabajo incansable que irremediablemente produce grandes frutos. En su
aniversario luctuoso, nos da oportunidad para reflexionar sobre sus grandes
ideas, que siempre tuvieron como finalidad el desarrollo científico para
impulsar a su país y sacarlo del gran atraso que presentaba frente a otros más
desarrollados.
Debemos mirar al cielo, continuar
preparándonos, cada uno en su materia, para fijar grandes objetivos, y pensar
como Guillermo Haro Barraza, preguntarnos,
¿qué significa estudiar las estrellas?, ¿de dónde venimos?, ¿cuál es el origen
de la vida?, como decía Guillermo Haro “todos venimos de la misma explosión,
por eso, conocer una estrella es conocerse a sí mismo”.
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