Título: El Guardián entre el
Centeno (The Catcher in the Rye).
Autor: J.D. Salinger.
Género: Novela.
Fecha de publicación: 1951.
"Los libros que de verdad me gustan son esos
que cuando acabas de leerlos piensas que ojala el autor fuera muy amigo tuyo
para poder llamarle por teléfono cuando quisieras". J.D. Salinger.
El domingo pasado termine de leer el libro que a
continuación les platico, les puedo decir que lo tengo desde hace más de cuatro
años, y no me había atrevido a siquiera hojearlo, reposaba tranquilamente en el
anaquel de libros por leer, cuando tocaba su turno siempre lo pasaba abajo;
existen diversas teorías que afirman que es un libro de contenido misterioso y
de verdades ocultas, que puede llegar a desquiciar a las mentes inmaduras,
cuando conocí muchas de las afirmaciones que rondan respecto a los enigmas de
este volumen, me contuve de darle lectura, toda vez que me impresionaban, me
atemorizaban y por supuesto no tenía intención alguna de caer en sus redes
perdiendo lo poco que tengo de razón.
La historia está contada como relato en primera
persona, se describe con la intención de comprender la visión de un adolescente
que habita en Nueva York, el cual es fuertemente influido por la posguerra,
--se ambienta en los años posteriores a la segunda guerra mundial--, con un
lenguaje claro, provocador, fuerte, ofensivo, un tanto sincero y a veces común;
la visión del joven nos da algunas reflexiones crudas y punzantes, como si
clavaran en nuestro pecho un frío cuchillo, que hiciera que despertáramos con
un dolor que no deja de estar presente, pero que no logramos entender.
Holden Cauldfiel nos muestra una realidad sin tapujos,
destinada al fracaso, en la que odia la escuela, es más ni siquiera la odia más
bien le es indiferente, nada le importa, ni su familia (que está apegada a esas
normas tradicionales que no llevan a ningún lado), o la sexualidad --que no
satisface el deseo--, hasta el grado de volverse totalmente crítico
y ácido con su entorno, no hay nada alrededor suyo que atraiga su
atención, o que llene ese vacío, simplemente los cuestionamientos no
cesan, llegando a la conclusión de que nada tiene valor, el mundo está
lleno de gente hipócrita, que te orilla a un profundo precipicio.
El relato comienza con la descripción de lo
acontecido una navidad anterior en el colegio del cual había sido expulsado,
situación que no le era ajena ya que en anteriores ocasiones le había sucedido
lo mismo, por lo que visita a uno de sus maestros el Sr. Spencer, con el que
sostiene una conversación, en la que se le juzga y lo sermonean, intentando
mostrarle una visión del futuro, pero Holden es demasiado disperso y no presta
atención a lo mencionado por el maestro, lo único que quiere es salir de ese
espacio que le incomoda.
Asimismo se describe la relación que sostiene con
sus compañeros del colegio en particular con Robert Ackley quien sufre un acné
insoportable y Stradlater una especie de conquistador que tenía buenos
resultados con las chicas, (en este punto detecto un poco de celos y de
admiración envidiosa, aunque no se describe totalmente), conoce sus técnicas y
sabe que es un bastardo al que no le interesa en realidad la mujer con la que
tiene una cita. Stradlater tiene una cita con una chica llamada Jane Gallagher,
ex amiga de Holder, con la que jugaba damas chinas y se sentía verdaderamente
interesado en ella, hasta el punto de saber que le gustaba siempre coronar sus
fichas y dejarlas en la línea final del tablero, lo cual lo conduce a entrar en
una especie de psicosis. Al regresar Stradlater de la cita, el relator busca
por todos los medios enterarse si hubo algún encuentro sexual, pues conoce las
técnicas de su compañero de cuarto y sabe que puede resultar irresistible, es
tanta la presión que ejerce sobre su amigo, que terminan a golpes dejando a un
Holden sangrante y derrotado.
Su intención es hablar una vez más con Jane
Gallagher, pero despierta en él una conciencia extraña que le hace saber que lo
único que quiere es salir del colegio del que fue expulsado, tomando el tren
que lo llevara a su destino, en todo este tiempo no sabe cómo hacer para que
sus padres no se enteren de la expulsión, por lo que se dirige a Nueva York
para hacer tiempo, --antes de tener que enfrentarse a sus padres--, En esta
parte se relata un episodio que me encanta, hace una pregunta ingenua al
conductor del vehículo que lo dirige al hotel, más o menos la fórmula de la
siguiente manera ¿Sabe a dónde van los patos en el parque cuando el agua
congela?, y vaya que a veces todos quisiéramos tener un lugar a donde ir cuando
el agua está congelada, queremos partir a un lugar más cálido, sin tener que
pasar por esos fríos que enfrían hasta la voluntad, pero ¿a donde ir?, la
pregunta la deja grabada el autor en las letras, tal vez no tenga respuesta.
En el Hotel, Holden quiere pasar un buen rato,
trata de contactar alguna chica conocida pero no consigue una cita, por lo que
se dirige al salón del hotel en donde baila con unas chicas, eran tres y solo
una era atractiva, pero todas son tontas, entre más toma conciencia de su
realidad más se deprime, sufriendo una especie de presencia insoportable, cada
cosa, cada persona, cada lugar, cada recuerdo lo va sumiendo en un malestar
incomprensible y en todos esos momentos solo pasa por su cabeza Jane Gallagher.
Holden ve a Jane con un amor adolescente, una chica
al que él prodigaba especial atención, le gustaba jugar al Golf, jugar damas,
las largas caminatas agarrados de la mano sin llegar en ningún momento a nada
sexual, su atención estaba fijada en ella, era lo único real dentro de su
crisis existencial, pues durante el relato, se manifiesta que todo lo demás
siempre está rodeado de falsedad.
Dentro de esta pesadez por su existencia y el
constante recuerdo por Jane, Holder de alguna forma se hace de los servicios de
una prostituta, que no consuma sus servicios pues el adolescente tenía más
ganas de platicar que de tener relaciones, la chica se va sin entender al joven
pero con su pago.
En esta búsqueda de interrogantes indescifrables,
Holden busca a Sally -otra vieja amiga-, con la finalidad de olvidar a Jane,
mientras espera a su cita, descansa en un parque en donde conversa con una
niña, que le causa un despertar, concluye que le gustan más los niños que los
adultos, detecta algo de sinceridad en ellos. La historia con Sally no termina
bien, pues pretende que huyan juntos después de la conversación que tuvieron, y
ella se niega, lo que hace enfurecer al protagonista y lo sume aún más en esa
caída en el precipicio incomprensible.
Por fin decide llegar a casa, en donde se encuentra
con su hermana Phoebe, la única persona con la que realmente tiene una buena
relación en todo el relato, en la plática con su hermana le confiesa que:
“Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de
centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor
vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en
evitar que los niños caigan en él. En cuanto empiezan a correr sin mirar a dónde
van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el
tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno”.
Y bueno el final está por su cuenta averiguarlo, el
objeto es interesarlos en la trama, que está bien escrita y es ágil, es decir,
termine el libro en un fin de semana, hasta esté momento de la narración no se
desprende nada misterioso, ni fuera de lo normal, es un relato simple, con
cuestionamientos que cualquier adolescente se ha formulado.
Existen algunas cosas interesante sobre esté libro,
algunas de ellas no pueden explicarse, por el razonamiento común, algunas
pueden no ser ciertas, lo que es cierto es que se ha vuelto un libro de
cabecera de algunos famosos asesinos, y que las teorías de lo indescifrable lo
acompañan, aquí algunos ejemplos:
Mark Chapman, el asesino de John Lennon, leyó el
libro justo unos días antes de cometer el crimen, pues cuando lo capturaron lo
llevaba bajo el brazo.
John Hinckley Jr, que intentó asesinar a Ronald
Reagan en 1981, declaró que estaba obsesionado con el libro.
Robert John Bardo, asesino de Rebecca Schaeffer
portaba el libro cuando visitó el apartamento de ésta el día de su asesinato.
Algunas estudios arrojan que “El guardián entre el
centeno”, es el libro preferido por personas con problemas
psicológico-maníacos, y también por presidiarios, entre ellos principalmente
los asesinos.
El libro está asociado al satanismo y en algunas
escuelas han prohibido su lectura, por los efectos psicológicos que se le
asocian.
Algunos más aventurados señalan que el libro lleva
un código oculto de la CIA, con lo cual después de leerlo, la voluntad de los
lectores se vuelve perfectamente moldeable, convirtiendo a estos en marionetas,
con lo cual volverlos asesinos es mucho más fácil.
En la película “El Complot de Mel Gibson el
protagonista tiene una marcada obsesión por el libro que simplemente le orilla
a comprarlo cada que lo ve, recordemos que el protagonista es un agente de la
CIA retirado.
En la película de Stanley Kubrick de 1980 "El
resplandor", con Jack Nicholson, se ve a su esposa leyendo este libro
mientras desayuna en el hotel, destaco que en la película Jack Nicholson sin
explicación razonable se vuelve un asesino que pretende liquidar a su familia.
La biografía del autor refleja a una persona
aislada y fuera de sí, totalmente loco pero brillante, vivía para escribir “El
Guardián entre el Centeno”, le tomo diez años de su vida, en los que paso la
mayoría de tiempo encerrado en su casa redactando días enteros.
La fama de este libro es mucha, referencias existen
por todos lados, algunas verdaderamente inverosímiles, se le asocia con
personas que nunca declararon poseerlo o leerlo, no obstante creo que es uno de
los libros famosos y extraños que conozco, el relato no incita al asesinato, ni
muestra violencia en ningún sentido, simplemente muestra una realidad juvenil
cruda. Las ideas del autor han generado todo un culto y seguidores del texto
hay por todo el mundo, siendo uno de los libros más traducidos y venerados, me
parece bueno, pero les dejo el reto de que se atrevan a hojearlo.
“¿Quién necesita flores cuando ya se ha muerto?
Nadie." J.D. Salinger.